Snow
Sierra Gorda
by J.J. Tabilo

Primero



Nuestra madre sumerge a Papá en un baño de tina y ahora le pone una toalla blanca en la espalda. Es un bañó caliente con mucho vapor, ya vertió las sales purificadoras y ahora ella también entra al agua - lo escuchamos todo. Escuchamos a Mamá orar en voz baja como un zumbido constante mientras Papá se queja del calor y como el agua salpica el piso.- El vapor y olor de las sales escapa por debajo de la puerta mezclándose con los platos y la comida que aun están sobre la mesa.- Solo los vasos faltan en esa mesa porque los tenemos en las orejas, los tenemos apoyados contra la puerta para escuchar.


Todo se había mantenido en secreto por tanto tiempo que no nos queríamos perder de nada, especialmente por lo de la salud de Papá. No sabíamos si era grave o no, pero él ya no era el mismo desde que se le anido esa historia en su cabeza o como decía Mama la historia crecía y el hombre con el que se caso se desvanecía, o algo así - no sé si esa era la frase exacta. Es que en realidad, Mamá no nos conversa de esas cosas, habla con nuestra hermana y ella en secreto nos cuanta algunas cosas, claro es en secreto y tenemos que jurar que no le diremos nada a nadie pero, nunca, nunca nos cuenta los detalles. Por ejemplo, sabíamos que Mamá compró unas toallas blancas que guardo en una bolsa de genero blanco en el ropero donde también estaban las sales y anotaciones en una hoja de papel con la letra redonda y ordenada de Mamá, a continuación con otro lápiz y en otra letra, instrucciones con seis pasos y oraciones.- Eso es lo que nos dijo nuestra hermana cuando nos leyó lo que estaba en la hoja. - ‘No les voy a leer el resto porque no los quiero asustar, no le cuenten a nadie. Lo juran? Con mi hermano nos miramos, "Si!" juramos.- respondimos en conjunto sabiendo que eso es lo que dice cuando no nos quiere contar más. Claro esta vez no nos quería contar lo del cuchillo, nosotros lo sabíamos.- Sabíamos que estaba en la bolsa envuelto en hojas de plantas que no conocíamos porque aquí son escasas.- En nuestro pueblo no hay mucha vegetación tenemos unos doce árboles en total y plantas que las personas cuidan en sus casas como mascotas. Cuchillos - Cuchillos hay muchos claro, no como ese pero Cuchillos hay. Le preguntamos más, insistimos, queríamos saber por qué en la bolsa del ritual había un cuchillo, algo tan simple envuelto en algo tan exótico y difícil de obtener como esas hojas. Pero no nos quiso asustar. Como ella dice

Segundo - Cultivo para un Cuento



La última memoria que tengo clara de Papá antes que cambiara es él diciendo: “No entiendo por qué todo me sale mal “ y pidiendo un detergente más fuerte a Mamá para sacar una grasa negra que tenía en las manos-. Pasó por mi lado sin mirarme, concentrado en sí mismo, en su propia historia, mirándose las manos.- "Espera, ¿qué es esa grasa que tienes en las manos?, déjeme ayudarte" respondió Mamá alcanzándolo en la puerta de la cocina. - "Me vas a ensuciar todo con ese paño con grasa y acabo de terminar de limpiar". - Entraron a la cocina y escuchamos más reclamos - Nos miramos con mi hermano y salimos de casa, ya sabíamos lo que vendría después. Papá comenzaría a relatar por qué le fue mal y muy de a poco como quien calienta algo en un fuego a leña comenzaría a exaltarse, hablaría mas rápido, se le tensarían los labios, levantaría la voz y buscaría un pretexto para castigarnos. Hace un tiempo habíamos descubierto que su rabia estallaba solo si nos veía a mi hermano o a mí. Nuestra hermana era para él una extensión de su esposa, de su madre - Ellas lo calmaban, lo tranquilizaban. Para ese entonces yo estaría afuera en la calle, en camino a la casa de Pato Valdés.

Pato Valdés. Tenia los mejores cuentos del pueblo y lo del paño con grasa que no sale con nada de las manos, de alguien con mala suerte, me parecía un buen comienzo para una historia, me sonaba a algo que el contaría - quería saber que pensaría, quería su opinión.- Cuando doblé en la esquina, casi al llegar, lo ví sentado en la vereda del frente, al sol, mirando su casa, como esperando una señal de algo.- No pude evitar pensar si estaba ahí esperando que a su padre se le pasara el enojo. Se veía tenso, preocupado o tal vez concentrado. Crucé la calle y me senté a su lado. Le conté lo del paño con grasa, lo del tipo con mala suerte. Dejé fuera el detalle que el tipo era Papá, tal vez para no asustarlo. Creo que la historia le gustó, se sentó más relajado, me preguntó algunas cosas sin dejar de mirar su casa. - De improviso se paró y rápidamente fue a su casa como si por fin recibiera la señal que esperaba para volver, a medio camino sin voltearse me dijo que lo esperara que no me fuera. - Me quedé ocupando su lugar, ahí sentado.- Se asomó un par de veces por la ventana.- Creo que miraba para ver si seguía ahí. Yo pensaba que miraba para ver como era que él se veía desde dentro de su casa, sentado en en ese lugar. Cuando por fin salió, varias personas se agolparon en la puerta de su casa .- Como salen las personas a mirar en grupo cuando hay un accidente .- Él me señaló a los demás, algunos asintieron con la cabeza, otros conversaban en voz baja entre ellos.- Cuando llegó donde yo estaba todos se habían entrado. “Mi hermano mayor estaba en casa“ anunció con tono solemne y se sentó a mi lado "Le expliqué lo que me dijiste y me contó la historia de un amigo que le paso algo similar". La historia de Pato Valdés tenía espíritus, mala suerte, choferes de camiones y gente que desaparecía.- Era perfecta, solo tenía que saber cuando contarla, hoy no, hoy era muy pronto.-Saber eso era parte importante de mi rol.

En nuestra familia, somos 3 hermanos, cada uno tiene un rol. - Yo era el menor, eran cosas de las que no se puede huir, de las que no podías hablar porque según nuestros padres éramos los 3 iguales, teníamos los mismos derechos y deberes y nos querían por igual.-No recuerdo realmente cuál era el problema, si mi hermana pedía salir en la noche o si era otra cosa, yo solo recuerdo que el ambiente estaba tenso y la frase "los queremos por igual" se repetía pidiendo mi intervención. Estaba más preocupado buscando en mi material de chistes cortos que en su discusión - pero la situación pedía algo más, algo más largo, contundente. Ya habían pasado un par de semanas del incidente de la grasa en las manos - Me animé a contar la historia que fui a buscar donde Pato Valdés .— Esto está largo, si solo dijera que cada uno tenia un rol yo contaba historias era el mas chico los hacia reír ( para que mas ? - lo de mi hermana y hermano que va a un colegio caro y la que habla con espíritus ta medio repetido ) tratar de quedar en 3500 Palabras.

Tercero - Oídos entre Cuento y Memoria



Comencé a contar la historia de un camionero que recogió a un anciano en el desierto no muy lejos de aquí - lo subió a su camión pensando que era de nuestro pueblo cuando ya estaba por ocultase el sol y el frió de la noche no lo perdonaría - ese anciano no va a sobrevivir pensó el chofer en voz alta, que era como el pensaba cuando estaba solo, que era casi todo el tiempo. Al anciano le costó subir a la cabina del camión por sí solo, el chofer tuvo que ayudarlo, tomarlo de las brazos que le parecieron de lana o algo muy liviano .- Se veía cansado, pasaron solo unos minutos y el anciano se quedó dormido. - Aunque todos saben que la forma de pagar un aventón a un chofer es ser entretenido contar historias o algún chiste para que la monotonía de la carretera o de la vida sean mas llevaderas, el chofer le perdonó que no fuera ninguna de esas cosas y lo dejó dormir aunque le quedaron muchas preguntas por hacer. El anciano le despertaba curiosidad.- Cuando habían pasado un par de horas el chofer se detuvo para comer, le ofreció al anciano de lo que tenía.- porque se da cuenta que el anciano no tenía nada, ni un bolso, una mochila, nada.- Cuando terminan de comer, deja su plato sobre el tablero del camión para prender un cigarro y ve un paño negro con algunas cosas que brillaban dentro, en medio de la carretera, le llamó la atención que no lo había visto hasta ese minuto. Se bajó del camión con cuidado que no viniera ningún vehículo. Cuando estuvo cerca del paño lo quiso tomar pero el anciano le grito "NO! Cuidado!". El anciano, que apareció a su lado lo tomó del brazo y lo jaló con fuerza, el chofer cayó al piso por la fuerza del tirón, cuando estaba en el suelo confundido siente un auto que pasa a toda velocidad cerca de él.- El anciano lo levantó del suelo, le sacudió el polvo de la espalda y lo tomó de la nuca, como lo hacia su padre cuando él era pequeño y, le dijo que se fueran, que tenían que seguir su camino. El chofer todavía asustado y confundido por todo lo que pasó se subió al camión y se fueron.- Luego de un rato, el chofer le agradeció al anciano que lo hubiera salvado de morir atropellado.- El anciano que venía en silencio le respondió que él no le advirtió por el auto, le advirtió por el paño.- "Esos paños son malditos lo del automóvil que te pudo matar era solo una consecuencia". Le advirtió que nunca se acercara ni tomara una de esas cosas, le dijo que gente muy mala los deja en estos lugares de sufrimiento.- El chofer quiso preguntar más, pero para cuando tuvo sus ideas ordenadas en la cabeza y estaba a punto de hablar el anciano lo interrumpió, le pidió que se detuviera.- Aquí me bajo, le dijo hasta aquí te acompaño.- "Gracias", le dijo el anciano, "gracias por la comida y gracias por no pedirme nada". El chofer se detuvo por instinto sin pensar y lo dejó ir, no le preguntó nada pero sabía que donde el anciano se bajó no hay pueblos y solo hay kilómetros de un enorme desierto.


Fue extraño lo que paso después todos pararon de comer.- Nunca como en este momento tuve tanto su atención - era otra forma de atención - Yo contaba películas que veía en casa de amigos porque no teníamos televisión o historias de libros que me prestaban, pero nunca conseguí algo así.- Sus ojos, sus caras atentos, quietos, en silencio, como que si la historia pasara por cada uno de ellos, de sus organismos procesandola de forma distinta, con diferentes sistemas inmunológicos, como nos dicen en las clases de biología. De repente mi padre rompió el silencio y muy concentrado preguntó: "Era un paño negro?".- "No!", le respondí muy seguro, era blanco con algo como grasa negra y algunas cosas brillantes insertas en la grasa - "Pero como sabes que es grasa?" - me preguntó mi hermano, él nunca participaba en mis historias, me tomó por sorpresa.- Papá respondió por mi.- "Un camionero sabe distinguir algo así".- "Sí, él es chofer hace muchos años" agregué sin mirar a mi hermano.- Alguien iba a decir algo más pero Mamá interrumpió preguntando: "¿Qué pasa si tocas algo así? Ellos saben si esas cosas traen mala suerte?", sin darme tiempo a responder Mamá preguntó: "¿Quién te contó todo esto ? De forma seca que dejó a todos en silencio . - "Un amigo que su hermano es chofer" respondí, sabiendo que perdía mi audiencia, esto era un interrogatorio de otra cosa, que no entendía - "¿Como se mejora si alguien toca un paño de esos?", preguntó mi hermana .- "No sé, nadie lo hace" respondí. Después de eso todo fue un interrogatorio, tuve que explicar que era una historia media secreta porque al chofer no le gustaba que se la recordaran, se ponía como loco, se enojaba, inclusive le hizo jurar al hermano de Pato Valdés que no la contaría a nadie, porque él se pone muy mal al recordarla.

"¿Por qué?" me preguntaron con sus caras casi al mismo tiempo.- Respondí lo que sabía, que al chofer le afectaba no poder recordar la cara del anciano, estaba en blanco, aunque lo había mirado directo a los ojos. - Después de un silencio nuestro padre tomó la mano de nuestra madre y le dijo: "Eso, Eso" y agregó "Eso fue lo que me pasó a mí". - "¿Estás seguro?" le preguntó Mamá .- "Cómo no voy a estar seguro, si nunca he tenido tan mala suerte en mi vida nada me sale bien y la grasa, ¿no me viste? Si no me salía con nada, todavía tengo en las uñas, mira".- Se levantó de la mesa y nuestra madre lo siguió a la cocina desde donde se escuchaba como escobillaba las manos. Papá comenzó a levantar la voz.- Esa era mi señal para abandonar el escenario, no era un público estable con el que estaba trabajando tenía que salir sigilosamente por la puerta de atrás, como lo hacen los artistas que no quieren dar autógrafos o más explicaciones en una entrevista que va mal.

// editar es muy largo

Cuarto - Los Cuentos Hablan entre Ellos



Volví varias veces a casa de Pato Valdés por más detalles de la historia, pero la modificaba constantemente, por ejemplo: el camión un día era rojo al otro azul o recogía al anciano en otro lugar, parecía que lo inventaba todo y se olvidaba de lo que había dicho - Tampoco le podía pedir explicaciones. Estaba a merced de lo que él me quisiera contar.- La familia Valdé no tenía una muy buena reputación en el pueblo.- No era extraño ver a la policía estacionada un par de cuadras cerca de su casa o simplemente en frente de ella.- Algunos compañeros de la escuela le habían pagado a los Valdés para que golpearan a alguien que terminó en el hospital.- En la escuela todos lo tratábamos con cuidado, yo no lo quería presionar.- Mi problema era que ahora Papá quería saber más detalles de una historia que yo no tenía.- Claro, algunas cosas podía deducir, otras las descubrí, como a qué hora salen generalmente los camiones o cuáles son los camiones más comunes, una lista de los choferes, pero el resto eso lo tuve que inventar.- Como eran muchos datos los comencé a escribir en la libreta donde tengo mis otras historias para no olvidar nada.- Las tardes en casa eran otras, Papá me pedía el borrador de la historia y reconstruíamos la posible cabina del camión, recordando que camiones habían en el pueblo. Y especulábamos quien podía ser el chofer, calculábamos donde el viejo pudo haberse bajado.- Era la primera vez que hacíamos algo juntos.- Comenzó a recordar sus historias de infancia junto a su padre en el sur, pero nunca las terminaba de contar, se le cortaba la voz de repente como un cortocircuito paraba de hablar. Me recordaba como cuando se queman las ampolletas de casa, hay un pequeño parpadeo y queda todo a oscuras y en silencio, eso le pasaba a Papá. Lentamente se levantaba y caminaba hasta la mesita chica de la cocina donde se sentaba a esperar que hirviera el agua y se preparaba un té como si estuviera solo.- En las mañanas Papá preparaba el desayuno, algo que nunca sucedió antes, porque Mamá tampoco nunca tuvo tiempo, ella salía temprano a su trabajo en el almacén de dulces que estaba justo a la salida del pueblo. La costumbre en casa era que cada uno sacaba leche o se preparaba un pan.- Ahora desayunabamos juntos.- No, no todo era malo, pero nada podía cambiar el hecho que nuestro padre se sentía maldito y parecía pesado, muy pesado, aunque estaba mucho más delgado, algo que nuestra hermana consideraba bueno para su salud. Como dije, no todo era malo.- // editar esta muy largo


Mamá se decidió a buscar carga para el camión a escondidas de Papá, entraba a los bares donde se juntaban los hombres a beber y dar datos de trabajos.- Consiguió varios trabajos pero todos cortos de poca paga, le decía a Papá que los había conseguido en el almacén de los dulces donde tenia un anuncio ofreciendo fletes.- Aunque trataba con toda su voluntad, no era capaz de conseguir buenas cargas para el camión de Papá, nadie le daría a una mujer esa responsabilidad no en nuestro pueblo, decían mis hermanos en tono que usábamos cuando hablábamos en secreto antes de la llegada de Mamá, que ahora cada vez volvía más tarde.- Papá tenía la cena preparada y todos la esperábamos sentados en la mesa.- Yo ya no quería contar mas historias. Aunque sentía que debía hacerlo, que era mi deber, mi rol para aliviar el ambiente o los malos ratos, me negaba


Por las noche Mamá discutía con Papá, pero solo se escuchaba la voz de ella

Luego de algún tiempo leí unas hojas de un libro de Juan Luis Martínez, que encontré por casualidad en alguna parte que no recuerdo, creo que fue en un bus - o en la casa de alguien. Entendí que las historias se pueden anidar en alguien y convertirse en parte de esa persona, de su historia. Pero si no la dejas ir, si no fluye, se puede estancar y como toda materia viva, pudrir dentro de esa persona y ninguna penicilina es capaz de curar esa infección. Eso me alivio porque fui yo quien trajo esa historia a casa. Me di cuanta que no era culpable. Le conté a Mamá pero no le importó, ella me dijo que no buscaba culpables lo que quería era una solución.

Quinto - Drenado de Cuento



Ya era casi medio día, el calor como de costumbre dejaba vació el pueblo, camine junto a un perrito pequeño que salió de algún lado moviendo la cola, sin darme cuenta llegué hasta la casa de Pato Valdés y me detuve frente a ella .- Era como las casas que uno dibuja de pequeño o lo primero que cualquiera dibujaría como esquema - dos ventanas y una puerta en medio con una escalera que daba a un diminuto antejardín y techo a dos aguas. Del color no me acuerdo, las cortinas eran de colores y se podía notar fácilmente si las corrían para mirar a la calle. La puerta de la casa tenia un sonido peculiar como el del cajón de un mueble antiguo que esta apretado y hay que hacer fuerza para abrirlo. Ese ruido de roce y forcejeo de la puerta me dejó más que nunca decidido a pedirles una respuesta. Cuando Pato Valdés estuvo frente a mi me dijo que no podía seguir viniendo a su casa que tenía prohibido hablar del tema de la historia del viejo y el camionero. Su Madre le había ordenado que me fuera y que no volviera más.- ”No queremos problemas”, lo dijo como aprendido de memoria.- Se volteó y miró a la ventana de su casa de donde lo llamaron, nos fuimos con el perrito negro que todavía movía su cola sin entender nada igual que yo.- Esa fue la última vez que lo ví y lo último que hice antes de llegar a casa y encontrar a mis hermanos mirando dentro de la bolsa blanca que tenia Mamá en su ropero.

Cuando terminamos de ver la bolsa, nuestra hermana nos dijo que todo eso ocurriría hoy después del almuerzo. "Ustedes dos no tienen que estar cuando salgan del bañó ok?", nos dijo mirándonos fijo.- A nosotros nos parecía lógico y buena idea, asentimos con la cabeza. - Cuando volvimos por la tarde estaba todo en silencio en calma, bueno Mamá lloraba y una señora de lentes grandes le decía que estaba todo bien que ya había pasado lo peor, le dio unas recetas y le dejó unas pastilla. "Lo que el necesita es calma", fue lo único que le escuché decir claramente cuando se despidieron en la puerta .- Después de un rato que estuvimos parados sin saber que hacer, sin movernos, Mamá nos dijo que Papá dormía, que no quería que lo molestáramos, que no hiciéramos ruido ni nada. Nos dió permiso para salir a casa de nuestros amigos y volver tarde toda la semana.- En casa de mi mejor amigo del colegio vemos series antiguas de Televisión, las del espacio son las mejores.- “ Perdidos en el Espacio”, trata como la familia de colonos espaciales que sobreviven después que su nave se desvía de curso .- Cada miembro de la familia tiene su rol sus obligaciones, es de los anos 70s ya casi tiene 20 años, los efectos especiales no son buenos pero, uno se puede identificar con lo que les pasa especialmente cuando Mamá me pidió que arreglara la cabina del camión de Papá. Ese día me hice fanático de los Robinson. Era mi primera misión.


Una Mañana Mamá pidió ver mi cuaderno de apuntes y mis historias.- Es mi bitácora o algo así.- La leyó en silencio en la mesita de la cocina desayunando.- Sólo me hablaba cuando necesitaba que le leyera algo porque no entendía mi letra.- Leía como si buscara pistas de algo mientras yo untaba mi pan tostado en el huevo. Quiero que dibujes la cabina del camión que imaginaron con Papá.- Le dije que ya estaba, que la teníamos dibujada, le traje los dibujos, me miró sorprendida .- Me molestó un poco que pensara que nuestro trabajo no era serio.- Se incorporó bien derecha en la silla y me dijo: "¿Crees que puedas hacer esto de verdad en la cabina del camión de Papa?". "Sí!", le respondí muy seguro. Ya lo había hecho en mi cabeza miles de veces, sabía donde encontrar todo lo necesario, conversamos con Papá cada detalle cuando escribimos la historia. Lo primero era reducir y enmarcar la foto del Padre de Papá que había desaparecido junto con otros hace 17 años en el desierto. Como en el cuento, pero en casa no se habla de eso .- El resto era fácil, cosas del tiempo del padre de Papá.- Instalar radio con cassette que aún se pueden conseguir, aprovisionar todo para dos pasajeros, platos, servicios, frazadas.- Mamá me interrumpió: “¿lo puedes hacer con alguien que te ayude?". "Sí!", le respondí que le preguntaría a mi amigo del colegio, es mi mejor amigo, es fiel y es lo más parecido a un robot que conozco.

Sexto - Dilatación Espacial de la Memoria



No escuche lo que se dijeron Mamá y Papé antes que el se fuera, yo me despedí casi media hora antes.- A mí me gusta ver cuando sale a la carretera desde mi nuevo puesto de observación, me gusta ver su despegue a las afueras del pueblo.- Se que a Papá le gustó la cabina del camión, escribimos "Cápsula de Supervivencia" en el tablero, le dio risa.- Dijo que estaba perfecto.- Desde que complete mi primera misión ahora veo a mi pueblo como una especie de estación espacial habitada por un grupo de árboles y astronautas que buscan respuestas de su pasado .- Me gusta.- Como una familia Robinson pero grande.

Desde aquí sentado al ver esas cápsulas pasar por la carretera se ven solo como brillos que se mueven y desaparecen, apostaría si no supiera, que llevan gente que son simples cometas o estrellas fugaces, que pasan muy cerca de nuestra estación espacial .- No podía dejar de pensar en Papá, iba a subir a su cápsula y todo lo que era, todo lo que lo componía, se iba a disolver en la inmensidad del espacio en busca de respuestas .-

Primera vez que veo a Sierra Gorda desde aquí, creo que nos va a ir bien que vamos a subsistir porque como dice Mamá, en un lugar así se sobrevive por magia.